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Deja de castigarte por consumir esa comida que tanto te hace feliz

Si te sucede a menudo, necesitas revisar las creencias que tienes sobre la comida.

La relación amor-odio con la comida se remonta desde hace mucho tiempo atrás. La culpa y el autocastigo por comer cosas que no son consideradas saludables, aunque generan placer emocional, cada vez va más en alza, especialmente en una sociedad que alaba el movimiento fitness.

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Pero, ¿a qué precio? La salud mental se ve atentada con este patrón de pensamientos que lo único que hace es favorecer la aparición de ansiedad, depresión y trastornos alimenticios, por lo que no, no se trata de que “violaste la dieta”, sino que estás empeorando tu relación con la comida.

Hay que dejar atrás la culpa por comer alimentos que nos gustan

No hemos terminado de saborear bien ese platillo que nos encanta cuando se asoma la culpa tras comer. Aparece porque sentimos que estamos haciendo algo indebido pues culturalmente tenemos el mal hábito de creer que hay alimentos “buenos” y alimentos “malos”.

Al final, todos los alimentos son iguales y no hay que ponerles etiquetas que no les corresponden. Tampoco hay que sentirse arrepentidos o creer que se ha fallado. Se trata de encontrar un balance en donde no tengas que privarte de aquello que te gusta, pero tampoco poner en riesgo la salud.

De hecho, el Instituto Barcelona de Psicología afirma que hay que empezar a entender que “todos en su justa medida son beneficiosos para nuestro organismo. Por lo tanto, algunos son más necesarios que otros, pero no hacen al resto de alimentos como malos”.

En el proceso también es importante la autoaceptación y dejar de juzgarnos con tanta dureza. Tu felicidad y amor propio no están detrás de una determinada talla de ropa o un abdomen plano. Están dentro de ti y no dependen de cómo luzcas sino de como lo refuerces, como te cultives, como te sientas y lo que haces a diario.

Al final, todo aquello prohibido siempre es deseado. Así que cohibirte de comer eso solo hará que desarrolles mal humor, frustraciones, ansiedad, atracones, irritabilidad, entre otros. Comer es un placer y hay que entregarse a él sin maltrarte a ti misma.

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