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Alimentos ultraprocesados pueden ser tan adictivos como el tabaco

Alimentos como el helado, las papas fritas y la pizza activan rápida y poderosamente los sistemas de recompensa en el cerebro

Alimentos ultraprocesados
Alimentos ultraprocesados (Jeff J Mitchell/Getty Images)

En algún momento de nuestra vida nos hemos preguntado por qué simplemente no podemos dejar de comer ciertos alimentos que incluso parecen darnos cierto placer, pues bien, la ciencia está empezando a demostrar que ciertos alimentos pueden ser adictivos.

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Y esas características adictivas de dichos alimentos podrían ser uno de los factores que explican por qué, según un reciente estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública Global de la Universidad de Nueva York, el consumo de alimentos ultraprocesados (chocolate, helados, papas fritas, pizza y galletas) ha aumentado en las últimas dos décadas en casi todos los segmentos de la población estadounidense.

El aumento del consumo de estos alimentos se ha producido a pesar de que la gente en general sabe que son perjudiciales para la salud. De hecho, una reciente comisión multidisciplinaria formada por 37 científicos de primera línea de todo el mundo identificó las dietas poco saludables como un riesgo mayor para la salud humana que el sexo inseguro y el consumo de alcohol, drogas y tabaco juntos.

El Laboratorio de Ciencia y Tratamiento de las Adicciones y la Alimentación (FAST lab por sus siglas en inglés) de la Universidad de Michigan investiga un factor en gran medida ignorado en torno al consumo de este tipo de alimentos: Estos alimentos ultraprocesados pueden ser adictivos, ya que tienen más en común con los productos del tabaco que con los alimentos naturales.

Según las estimaciones de FAST lab, el 15% de los estadounidenses llega al umbral de la adicción a los alimentos. Pero, ¿por qué son adictivos estos alimentos?

Ashley Gearhardt, profesora asociada de Psicología de la Universidad de Michigan y directora de Fast Lab, explica que estos alimentos tienen ingredientes muy gratificantes -como el azúcar, la grasa y la sal- en niveles que superan con creces a los de los alimentos naturales. Además, están en combinaciones poco naturales. En la naturaleza, la grasa y el azúcar no van juntos, pero en los alimentos ultraprocesados, eso es muy común.

Además, los altos niveles de carbohidratos y grasas refinadas en los alimentos ultraprocesados activan poderosamente los sistemas de recompensa en el cerebro y lo hacen muy rápidamente, de forma muy parecida a los cigarrillos.

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“Suministrar rápidamente altos niveles de ingredientes gratificantes es exactamente la forma de crear sustancias adictivas como los cigarrillos”, añade Gearhardt.

La especialista subraya que es posible combatir esta adicción tratando de consumir alimentos mínimamente procesados que gusten en la mayor parte de la dieta, así como vigilando las emociones que generan los alimentos. También destaca que estas estrategias podrían ser más efectivas con políticas gubernamentales que cambien el entorno.

“Todas estas estrategias son más efectivas si el gobierno aprobara políticas que promovieran la salud por encima de los beneficios”, concluye Gearhardt.

“Considero que estos alimentos ultraprocesados son muy similares a los cigarrillos”.

—  Ashley Gearhardt, profesora asociada de Psicología en la Universidad de Michigan y directora de Fast Lab

Similitudes entre los alimentos ultraprocesados y el tabaco

Según el FAST Lab, los alimentos ultraprocesados y el tabaco comparten algunas características.

-Su consumo pone en riesgo la salud humana.

-A diferencia de drogas como el alcohol y los opiáceos, los productos del tabaco y los alimentos ultraprocesados no intoxican y permiten a las personas seguir con su vida cotidiana mientras los consumen.

-No es necesario infringir la ley para acceder a ellos o consumirlos.

-Ambos alteran el estado de ánimo de forma similar, aumentando las sensaciones agradables y reduciendo las negativas.

-Son altamente reforzantes, es decir, pueden moldear tu comportamiento para que vuelvas a por más.

Entrevista

Ashley Gearhardt

profesora asociada de Psicología de la Universidad de Michigan y directora de Fast Lab

¿Cómo empezó a estudiar la relación entre la comida y la adicción?

–Trataba a pacientes con trastornos alimentarios de tipo compulsivo mientras estudiaba los trastornos adictivos cuando estaba en la escuela de posgrado de Yale. Me sorprendieron las similitudes entre lo que estaba investigando y lo que veía clínicamente. Decidí ver hasta qué punto los alimentos ultraprocesados (pensemos en el chocolate, el helado, la pizza, las patatas fritas) con los que mis pacientes luchaban eran realmente adictivos.

¿Cuán peligroso es el consumo de alimentos ultraprocesados para nuestra salud? ¿Por qué se dice que estos alimentos son más peligrosos que el alcohol y las drogas?

–No vas a intoxicarte y a estrellar tu coche o a tener una sobredosis, pero la exposición crónica a una sustancia perjudicial para nuestro organismo nos lleva a una muerte prematura y a tener menos años de salud. De hecho, una comisión multidisciplinar descubrió recientemente que las dietas poco saludables (dominadas por estos alimentos ultraprocesados) son un riesgo mayor que el sexo inseguro y el consumo de alcohol, drogas y tabaco juntos. Al fin y al cabo, todos tenemos que comer y estos alimentos dominan ahora nuestra dieta desde la primera infancia.

¿Por qué es tan difícil mantenerse alejado de este tipo de alimentos?

–Utiliza nuestra biología en nuestra contra. A nuestro cerebro le preocupa que vayamos a morir de hambre, así que cuando prueba alimentos que aportan (o prometen aportar muchas calorías) dice que recuerde estos alimentos, los busque y coma muchos cuando estén disponibles. Los alimentos ultraprocesados están diseñados de tal manera que superan con creces la recompensa de los tipos de alimentos para los que nuestro cerebro ha evolucionado (como las frutas, las verduras y los frutos secos).

¿Cómo se puede acabar con esta adicción a los alimentos ultraprocesados?

–Lo primero que sabemos por la ciencia de las adicciones es que la mejor manera de hacer retroceder una epidemia de adicción es aprobar políticas gubernamentales que cambien el entorno. En el caso del tabaco, esto se hizo restringiendo la comercialización, poniendo límites de edad a la compra y gravando los productos. Algunos países -como Chile, México y el Reino Unido- están empezando a hacer algunas de estas cosas con los alimentos ultraprocesados. Este tipo de medidas son esenciales.

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