MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
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Este trabajo observacional, publicado en la revista 'The Journal of Pediatrics', se ha realizado en 956 niños y niñas de tres a seis años, con el objetivo de evaluar la asociación entre la velocidad de ingesta en las tres comidas principales (desayuno, comida y cena) y la adherencia a la dieta mediterránea, el riesgo de presentar sobrepeso u obesidad, mayor adiposidad, mayores niveles de tensión arterial y otros factores de riesgo cardiometabólico tales como el colesterol, los triglicéridos y la glucosa en ayunas.
El trabajo forma parte del proyecto multicéntrico CORALS, y ha sido realizado por la investigadora Tany E.Garcidueñas-Fimbres, supervisada por Nancy Babio y Jordi Salas-Salvadó, investigadores del CIBEROBN y la Universidad Rovira i Virgili y del Instituto de Investigación Pere Virgili (URV-IISPV); en el que han colaborado asimismo varios equipos del CIBEROBN en el Instituto Maimónides de Investigaciones Biomédicas de Córdoba (IMIBIC), la Universidad de Córdoba, el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS), la Universidad de Zaragoza y de Valencia, el Instituto IdisNA de Investigación Sanitaria y el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) de Barcelona.
El estudio mostró que aquellos niños con mayor velocidad de ingesta presentaban menor adherencia a la dieta mediterránea, un mayor riesgo de presentar sobrepeso u obesidad e incremento en los niveles de grasa corporal, tensión arterial y glucosa en sangre. Esto indica que el comer más rápido podría estar asociado con la ingesta de alimentos menos saludables como aquellos con mayor contenido energético, alimentos ultraprocesados asociados a un mayor riesgo de obesidad y alteraciones en el sistema cardiometabólico, los cuales pueden resultar más atractivos debido a su alta palatabilidad.
Otros estudios también han demostrado que masticar lentamente y aumentar el número de ciclos de masticación durante una comida se asocia inversamente con la adiposidad. Por lo tanto, estos resultados sugieren que una velocidad de ingesta más lenta podría mejorar el desarrollo de la señal de saciedad, lo que podría limitar la ingesta total de alimentos.
Los investigadores recuerdan que en la actualidad, la obesidad infantil es un gran problema de salud pública principalmente debido a su alta prevalencia y la predisposición a un gran número de problemas de salud tanto en la infancia como en la vida adulta. En España, cerca del 41 por ciento de infantes de entre 6 y 9 años presentan sobrepeso u obesidad según los últimos datos disponibles.
La gran mayoría de las estrategias para prevenir o tratar la obesidad infantil y las alteraciones metabólicas que provoca se basan en aumentar la actividad física, disminuir el sedentarismo y promover la adherencia a una dieta saludable. Estudios recientes han demostrado que el exceso de adiposidad y otros factores de riesgo cardiometabólico asociados pueden verse afectados por comportamientos como la velocidad en la ingesta de alimentos.