En el mundo moderno, donde el estrés y la ansiedad son bastante comunes, la importancia de mantener una buena salud mental es cada vez más evidente. Y la investigación en el campo de la psiquiatría nutricional está arrojando luz sobre la influencia de nuestra dieta en el bienestar mental.
“La conexión entre nutrición y salud mental es profunda, ya que la investigación sugiere que nuestras elecciones alimentarias pueden influir significativamente en nuestro estado de ánimo y función cognitiva. Los nutrientes clave desempeñan papeles vitales en la promoción de la salud cerebral. Ayudan a producir neurotransmisores que regulan el estado de ánimo y contribuyen al bienestar y la felicidad en general”, explica a Metro Krutika Nanavati, dietista y nutricionista neozelandesa de ClinicSports.
Por ejemplo, los ácidos grasos omega-3 son vitales para el desarrollo y el funcionamiento del cerebro, mientras que las vitaminas del grupo B, concretamente las B6, B9 y B12, desempeñan un papel crucial en la síntesis de neurotransmisores. Además, el triptófano, un aminoácido esencial que se encuentra en los alimentos ricos en proteínas, actúa como precursor de la serotonina, un neurotransmisor que gobierna el estado de ánimo.
Por eso, los cambios en la dieta están empezando a surgir como tratamientos para diversos problemas de salud mental. Lo más famoso es que la dieta keto es un tratamiento eficaz contra los ataques epilépticos que también se asocia con mejores perfiles de glucosa en sangre, mejor perfil lipídico y reducción de peso (factores de diabetes y obesidad).
“Los estudios han demostrado que la adherencia a largo plazo a una dieta mediterránea puede reducir los trastornos neurológicos hasta en un 28 por ciento. Y cambiar a una dieta mediterránea puede provocar un mejor estado de ánimo y reducir los niveles de ansiedad en adultos estresados, lo que demuestra que un cambio proactivo también puede ser beneficioso para la salud mental”, afirma Eñaut Irazabalbeitia, fundadora de la web de nutrición y salud Latestfuels.com.
Últimamente está surgiendo un nuevo campo al demostrarse que el microbioma intestinal puede afectar a nuestra química cerebral al regular la producción y transmisión de neurotransmisores.
Irazabalbeitia añadió: “El 90% de la serotonina del cuerpo -un neurotransmisor implicado en la felicidad, el estado de ánimo, la cognición y la memoria- es producido en el intestino por bacterias. Por tanto, los cambios en la población de estas bacterias afectarían profundamente a tu capacidad de producir serotonina, lo que provocaría malestar emocional”.
Metro habló con Eñaut Irazabalbeitia para saber más.
LAS CLAVES
Consejos para optimizar tu salud mental a través de la nutrición
- Consume una dieta equilibrada rica en frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables.
- Considera incorporar dietas mediterráneas o MIND, que se han asociado con mejores resultados de salud mental.
- Considera intervenciones dietéticas personalizadas adaptadas para abordar las deficiencias de nutrientes específicos o apoyar un microbioma intestinal saludable.
ENTREVISTA
Eñaut Irazabalbeitia, fundadora de la web de nutrición y salud Latestfuels.com
P: ¿A quién benefician más las intervenciones dietéticas o los suplementos nutricionales en términos de mejora de la salud mental?
- La mayoría de los trastornos de salud mental se dan en adultos jóvenes de entre 18 y 40 años. Es cierto que hay muchos problemas de salud mental infantil que causan problemas duraderos, pero no se han realizado tantos estudios sobre cómo los cambios dietéticos podrían mejorar su vida.
Por lo tanto, la intervención dietética en adultos jóvenes va a ser la más importante, no sólo por el efecto directo que podría tener en su salud mental, sino también porque va a establecer hábitos saludables que les protegerán contra futuros problemas mentales, el deterioro cognitivo, y reducir el riesgo de enfermedades crónicas como la obesidad, diabetes, artritis, ECV, creando un bucle en el que tienen una menor probabilidad de problemas mentales.
La creación de hábitos alimentarios saludables evitará las deficiencias nutricionales que con el tiempo podrían convertirse en un estado depresivo u otros trastornos mentales. También es importante el papel de los antioxidantes y los agentes antiinflamatorios en la reducción de patógenos nocivos como los radicales libres que causarán daños acumulativos en su sistema neural. Al fin y al cabo, la adherencia a largo plazo a dietas saludables es el mejor indicador de un menor riesgo de ansiedad, estrés y depresión.
P: ¿Qué recomendaciones prácticas daría a nuestros lectores que buscan optimizar su salud mental a través de la nutrición?
- Reducir la ingesta de alimentos ultraprocesados reportará beneficios para la salud tanto del cerebro como del cuerpo. Aumentar la ingesta de verduras y frutas también significará que se obtienen más vitaminas, minerales, antioxidantes y agentes antiinflamatorios que ayudarán a reducir el deterioro cognitivo. Del mismo modo, las dietas occidentales son deficientes en ácidos grasos omega-3, por lo que la ingesta de omega-3 (a través de la dieta o suplementos) reducirá su deterioro cognitivo e incluso podría mejorar sus síntomas depresivos.
Otro nutriente al que hay que prestar especial atención es la vitamina D, ya que su deficiencia se ha relacionado con la depresión y otros trastornos mentales.
P: ¿Qué cabe esperar en el futuro?
- Gran parte del trabajo en relación con la alimentación y la salud mental debe ser preventivo. Es más difícil solucionar el problema que prevenirlo. Una dieta sana y equilibrada reducirá significativamente las probabilidades de problemas de salud mental en la población adulta a lo largo de su vida y la preparará mejor para afrontarlos, como se ha demostrado en estudios de población. Los tratamientos alimentarios y dietéticos deberían ser menos intrusivos y tener menos efectos secundarios que los tratamientos actuales, como los antidepresivos, e incluso tener un mayor impacto, ya que podrían afectar a múltiples áreas del sistema inmunitario en lugar de adoptar un enfoque específico.
Por desgracia, los tratamientos alimentarios y dietéticos podrían no interesar a las empresas farmacéuticas que ganan dinero con los fármacos para tratar los trastornos mentales. Por lo tanto, podría no haber fondos suficientes para promover la investigación sobre la dieta y la salud mental, lo que ralentizaría el progreso en este campo.