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Síndrome de alcoholismo fetal: ¿Puede el consumo de alcohol del padre dañar al bebé?

Según los científicos, aún no es 100% posible identificar si el consumo de alcohol por parte del padre realmente causó problemas.

Una reciente investigación ha encontrado que el consumo de tan solo una bebida a la semana por parte de una madre puede afectar el desarrollo cerebral, la función cognitiva, el comportamiento y la forma facial de un niño.

El consenso científico parece claro: la exposición prenatal al alcohol puede causar una variedad de problemas, desde discapacidades neuro desarrolladas hasta características faciales asociadas con los trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF), así como problemas de comportamiento, cognitivos y de aprendizaje, como retrasos en el habla.

¿Qué pasa cuando quién bebe es el padre?

La idea de que el consumo de alcohol por parte del padre antes de la concepción podría impactar en su descendencia puede parecer descabellada; sin embargo, estudios poblacionales recientes han encontrado que los bebés cuyos padres bebían durante la concepción tienen un mayor riesgo de padecer diversos problemas de salud.

Un grupo de investigadores, entre los que destaca Michael Golding, fisiológico del desarrollo en la Universidad Texas A&M, ha sospechado durante mucho tiempo que el rol paterno podría ser significativo.

“Durante años hemos escuchado historias de mujeres que decían ‘nunca bebí durante el embarazo, pero ahora tengo un hijo con TEAF y mi pareja masculina era un bebedor crónico’”, cita Golding.

China, por ejemplo, encontró que el riesgo de defectos de nacimiento, incluyendo paladar hendido, enfermedades cardíacas congénitas y anomalías del tracto digestivo era mayor si el padre bebía antes de la concepción, incluso cuando la madre no bebía.

Otros antecedentes

En julio de 2024, otro estudio encontró que si los padres bebían alcohol antes de la concepción, el crecimiento fetal parecía verse afectado. Aún así, identificar si el consumo de alcohol por parte del padre realmente causó estos problemas, en lugar de simplemente estar correlacionado con ellos, es difícil.

El equipo publicó dos estudios adicionales que subrayan los efectos del alcohol paterno en la descendencia de ratones: uno encontró que, a la mitad de la vida, esos ratones cuyos padres habían estado expuestos al alcohol tenían signos de envejecimiento celular acelerado en el cerebro y el hígado.

Consumo de alcohol paterno y TEAF

Golding y los investigadores chinos no son los únicos en encontrar un vínculo entre el consumo de alcohol paterno y los resultados similares a TEAF en ratones. Otros estudios han encontrado que la descendencia de ratones masculinos expuestos al alcohol tiene más probabilidades de mostrar restricción del crecimiento fetal, defectos metabólicos y diversas diferencias en la expresión genética, en comparación con los ratones que no recibieron alcohol.

En la Universidad de California Riverside, Kelly Huffman, profesora de psicología con experiencia en neurociencia del desarrollo, ha estado realizando experimentos que también han encontrado que la descendencia de ratones cuyos padres fueron expuestos al alcohol (donde evidencia que tiene más probabilidades a caerse y cometer errores) era más reacia a moverse y tardaba más en aprender a mantenerse en barras giratorias.

Golding también ha encontrado evidencia en ratones de que el uso de alcohol paterno puede llevar a otros cambios en el esperma que afectan el crecimiento fetal: él y sus colegas han encontrado que el consumo crónico de alcohol altera la proporción de fragmentos heredados de un tipo de material genético llamado ARN en el esperma.

¿Afecta más el padre o la madre?

A pesar del rol que parece jugar el consumo de alcohol masculino, la mayoría de los investigadores coinciden en que el consumo de alcohol de la madre juega un papel mayor en el desarrollo fetal que el consumo de alcohol por parte del padre.

“El alcohol en la sangre de la mujer se pasa directamente a través de la placenta al feto, así que ese es un efecto muy directo”, indican.

Y es que el alcohol afecta el cerebro y la parte del cerebro que determina el desarrollo de la cara, a la vez que afecta el desarrollo de todos estos sistemas orgánicos, los pulmones, el corazón, los oídos y los ojos, entre otros.

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