Opinión

¿Cómo los eventos atmosféricos trastocan la agricultura en Puerto Rico?

Lee aquí la columna del economista y catedrático de la UPR.

Héctor Tavarez
Héctor Tavarez

La agricultura es crucial no solo para la seguridad alimentaria de los ciudadanos, sino también para las economías de las familias en zonas históricamente desventajadas. Lamentablemente, la estabilidad económica de los agricultores esta comprometida cada vez que llega un evento atmosférico. Luego del paso del huracán Fiona y la tormenta Ernesto, cientos de agricultores perdieron sus cosechas, lo cual por su efecto cadena afecta no solo el sustento de vida en la montaña, sino también a todas las familias en la isla al reducir la producción y, como consecuencia, la disponibilidad y accesibilidad a los alimentos.

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Hay cultivos que son muy vulnerables a los vientos de tormenta tropical, como los plátanos y guineos. Solo basta con vientos sostenidos de algunas 35 millas/hora para que la producción caiga, resultando en pérdidas considerables. Por ejemplo, una cuerda de producción en plátano puede generar $5,367 en ganancias anuales. Para complicar más el escenario, miles de fincas quedan completa o parcialmente inundadas, inhabilitando la posibilidad de volver a sembrar a corto plazo. Por lo tanto, se experimentan rezagos temporales en la producción. Los rezagos existen también observando la recuperación de los cultivos. Por ejemplo, el café tarda de 4 a 5 años en volver a tener rendimientos máximos, como los que posiblemente tenían antes de los eventos atmosféricos.

Esto a su vez trae el problema de escasez de alimentos frescos, alterando los costos marginales de producción. Esto implica precios más altos de los alimentos en los supermercados y mercados agrícolas. Esto se agrava en nuestro contexto donde aproximadamente el 40% de las familias viven por debajo del nivel de pobreza. La clase media, por otro lado, vive cheque a cheque, sobreviviendo con los altos costos que se observan en los sectores de vivienda, colegios privados y utilidades básicas. Proporcionalmente, por ejemplo, somos la jurisdicción de Estados Unidos que más dinero paga por el servicio eléctrico, tomando en consideración los salarios en Puerto Rico, donde la mediana de ingreso por hogar es de $24,112. Por lo tanto, cualquier alza en los precios de los alimentos afecta seriamente el ingreso disponible de los hogares.

Un asunto crítico para los agricultores son los seguros. Lamentablemente, los seguros cubren solo pérdidas por huracanas para la mayoría de los cultivos, no por tormenta tropical. Esto afecta la economía en distintas formas. Primero, muchos agricultores pueden perder la motivación y alejarse de la agricultura, afectando la producción local y los empleos. Por otra parte, estos tienen obligaciones mensuales que quedarían en la incertidumbre ante estos eventos, incluyendo prestamos agrícolas que posiblemente se vean comprometidos, afectando la posibilidad de volver a realizar prestamos en el futuro.

Es importante que el gobierno invierta en planes de mitigación, adaptación y restauración en comunidades desventajadas, incluyendo terrenos agrícolas por la importancia que estos representan en la economía y seguridad alimentaria de Puerto Rico. Por ejemplo, el asunto de escasez de mano de obra siempre es un obstáculo, pero es más crítico aun después de un desastre natural. ¿Cuál es el plan de contingencia? Las interrupciones en el servicio de agua son otro inconveniente posdesastre. ¿Deberíamos tener reserva de camiones cisterna para la agricultura? En cuanto a las pérdidas en la agricultura, ¿Se puede legislar para que hayan otras ayudas complementarias ante pérdidas por desastre natural? Y existen un sinnúmero de preguntas más para responder. El gobierno debe impulsar cualquier política para mejorar la resiliencia de los agricultores. ¡Como dice un conocido dicho, si el campo no produce, la ciudad no come!

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