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La Generación X y sus bebidas favoritas: entre la nostalgia y el buen gusto

A diferencia de generaciones más jóvenes, no buscan tanto impresionar como sentirse bien.

Old Fashioned
Old Fashioned

En un mundo que gira cada vez más rápido, la Generación X —aquellos nacidos entre mediados de los 60 y principios de los 80— ha encontrado refugio en una mezcla particular de sabores: bebidas que evocan tiempos más simples, pero que también reflejan su evolución como consumidores exigentes y conscientes.

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Esta generación creció con refrescos clásicos, jugos en caja y cafés instantáneos, pero hoy su paladar ha madurado hacia opciones que combinan calidad, autenticidad y un toque de sofisticación.

No es raro ver a un Gen X disfrutando de un buen vino en la terraza después de un día largo, optando por cervezas artesanales con carácter o sirviéndose un whisky añejo con la calma que da la experiencia.

Para ellos, el café sigue siendo un ritual sagrado. Pero ahora lo toman más en forma de espresso, cold brew o café de origen único, con conversación y sin prisa. También han aprendido a apreciar los cócteles clásicos, esos que no pasan de moda: un buen Old Fashioned, un Negroni bien hecho o un Martini seco con la medida justa de nostalgia.

A diferencia de generaciones más jóvenes, no buscan tanto impresionar como sentirse bien. Prefieren calidad sobre cantidad, y si pueden apoyar productos locales o marcas con historia, mejor. La conexión emocional con lo que consumen es real.

En lo cotidiano, aún se permiten placeres simples: un refresco de cola bien frío, un jugo de parcha natural, una cerveza de tap en el chinchorro de siempre. Son consumidores híbridos: entre lo digital y lo analógico, entre lo nuevo y lo de siempre.

Así es la Generación X: equilibrada, con gusto definido y fiel a las bebidas que les hablan al alma sin necesidad de filtros. Al final, lo que beben dice mucho de quiénes son: auténticos, nostálgicos y con muy buen gusto.

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