En medio de la implementación de aranceles por el presidente Donald Trump, la secretaria de Agricultura estadounidense, Brooke Rollins, aseguró que priorizará la producción de carne local y sostuvo: “No a la carne argentina”, según informó La Nación.
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Por su parte, el sector ganadero argentino no le dio mucha importancia a las declaraciones de Rollins puesto a que no refleja lo que realmente sucedería.
Según representantes del sector, Estados Unidos sigue dependiendo de importaciones de carne, especialmente cortes magros, para su industria, y señalaron que la participación argentina en el mercado norteamericano es de apenas un 2% a 3% del total importado. Además, destacaron que el nuevo arancel del 10% podría diluirse a lo largo de la cadena comercial, lo que haría que el impacto no fuera tan grave si se distribuye entre varios actores del proceso, según reportó el diario argentino.
Rollins, en una entrevista con Fox News, destacó: “La gente eligió a este presidente disruptivo, incluso los estados pendulares lo votaron, para que ponga a Estados Unidos primero, no a India, no a China, no a la carne de la Argentina, no los lácteos de Canadá, sino Estados Unidos primero”.
Ante la declaración, el analista del mercado ganadero argentino Víctor Tonelli no ve probable que se concreten las restricciones. “Me parece más una declaración con intenciones políticas o de impacto mediático que algo que realmente se vaya a materializar”, dijo el experto a La Nación.
Tonelli explicó que no existen razones comerciales ni económicas para justificar la reducción de importes de carne argentina. “Primero, porque la necesitan. Segundo, porque lo que exportamos representa un volumen relativamente bajo, y además estamos pagando un arancel del 36.4%: el 26.4%, más el 10% adicional. Con lo cual, no es que nos están dejando entrar de forma preferencial ni tampoco nos están cerrando el mercado”, sostuvo.
A su vez, explicó que, ahora, todos los países pagarán ”un 10% de base, como tarifa general impuesta a todos. Pero para la cuota, en sí, aunque ahora se cobre ese 10% no cambia mucho el escenario” para el mercado ganadero argentino.
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Argentina exporta aproximadamente unas 40,000 toneladas anuales a Estados Unidos, equivalente a solo un 7% del volumen tota de sus exportaciones. Para E.E.U.U, esa cifra representa apenas un 2% o 3% de sus importaciones totales, estimadas en 1,600,000 toneladas. “Es absolutamente insignificante”, remarcó el analista al periódico argentino.
Tonelli subrayó que, debido a la sequía y a una producción insuficiente, Estados Unidos debe importar carne, no solo de Oceanía, sino también del Mercosur, incluyendo Paraguay. Por ello, el analista considera que la frase de Rollins no tiene sustento técnico ni comercial. En su opinión, la situación no refleja un riesgo real y que no debería exagerarse. Aunque valoró el mercado estadounidense como importante para las exportaciones, consideró poco probable que ese canal se cierre desde la perspectiva de EE.UU.
Fernando Herrera, presidente de la Asociación de Productores Exportadores Argentinos (APEA), opinó que las declaraciones de Rollins no se deben tomar de forma literal, ya que Estados Unidos necesita importar carne por su déficit comercial. “Su esquema productivo se basa en exportar carne de alto valor e importar carne más barata”, puntualizó.
Herrera señaló que Estados Unidos necesita importar carne magra para mezclarla con la local, que tiene más grasa, y que sus exportaciones de carne de calidad son en pequeñas cantidades. “Nada de eso se modifica por una declaración como la de Rollins”, sostuvo Herrera.
En cuanto a los araceles, el presidente de la APEA remarcó a La Nación que aún se desconoce cómo distribuirá el impacto, ya que no se han definido los porcentajes finales y el efecto económico para los consumidores. “Habrá que ver cuánto absorbe el exportador, cuánto el importador, cuánto la cadena de distribución y cuánto impacta en el precio final que paga el consumidor estadounidense”, señaló.
Herrera considera que no es necesario cerrar el mercado de Estados Unidos, ya que el nuevo arancel del 10% podría repartirse entre distintos eslabones de la cadena comercial.
Por su parte, Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra) en Argentina, puso en duda los efectividad de los comentarios de Rollins. “Los funcionarios norteamericanos parecen estar tan desorientados como su propio gobierno. Con las idas y vueltas de Trump, que anuncia algo un día y al siguiente lo suspende, no hay una línea clara”, comentó.
Schiariti también advirtió sobre los efectos negativos del arancel, indicando que los productos fuera de la cuota tendrían un 36% de impuesto, sumado con el 5.75% de retenciones internas. En total, la carga supera el 42%, “lo que nos deja prácticamente fuera del juego competitivo”, explicó.
Finalmente, Schiariti señaló que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina está revisando la lista de productos afectados por los nuevos aranceles y trabajando para equilibrar la situación. “Hay una revisión en curso sobre al menos 50 productos. Algunas medidas no son equivalentes entre países, y se está trabajando para equilibrar la situación. Por ahora, lo que corresponde es esperar”, concluyó.