El Proyecto de la Cámara 233, que busca prohibir la venta de bebidas energizantes a menores de 16 años, ha generado un debate entre sectores de la salud pública y representantes del comercio en la isla. Durante una vista pública celebrada por la Comisión de Salud de la Cámara, presidida por el representante Gabriel Rodríguez Aguiló, el presidente de la Sociedad Puertorriqueña de Cardiología, Dr. Luis A. Renta Rosa, expresó su respaldo a la medida y recomendó ampliar la prohibición hasta los 18 años.
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El cardiólogo alertó sobre los riesgos significativos que conlleva el consumo de estas bebidas entre los jóvenes, al señalar que pueden provocar arritmias e incluso la muerte, especialmente en menores que padecen condiciones no diagnosticadas. Indicó que muchos adolescentes que consumen estas bebidas también las combinan con café, refrescos y actividades físicas exigentes como el gimnasio, lo que potencia sus efectos adversos. Añadió que, en pacientes pediátricos que utilizan medicamentos para condiciones como el déficit de atención, el riesgo cardiovascular puede ser mayor.
Además de expresar su apoyo al proyecto, el Dr. Renta Rosa recomendó la creación de una campaña de orientación pública sobre los riesgos del consumo de estas bebidas y propuso el uso de arbitrios sobre su venta para financiar programas educativos sobre resucitación cardiopulmonar (CPR) en las escuelas. Según el galeno, el sistema de salud local no está preparado para atender las consecuencias de una crisis de salud provocada por el uso indiscriminado de estos productos.
También se refirió a los efectos negativos que el consumo de bebidas energizantes puede tener en mujeres embarazadas, al relacionarse con mayores tasas de pérdida de embarazo y complicaciones difíciles de tratar debido a las limitadas opciones terapéuticas disponibles durante la gestación.
Desde el Departamento de Salud, Kim J. López, ayudante del secretario Dr. Víctor M. Ramos Otero, presentó un memorial en apoyo al proyecto. Citó estudios que reflejan un alto porcentaje de eventos adversos cardiovasculares y neuropsicológicos en menores consumidores de bebidas energizantes. También recomendó aumentar la edad de restricción a 18 años y eliminar la publicación de marcas comerciales en plataformas oficiales para evitar incentivar el consumo.
En contraste, el Centro Unido de Detallistas (CUD) se opuso a la medida a través de un memorial escrito. Aunque no asistieron a la vista pública, argumentaron que la Administración Federal de Drogas y Alimentos (FDA) regula estos productos y que imponer restricciones locales podría entrar en conflicto con leyes federales. El CUD señaló que la FDA no ha impuesto restricciones de edad para la venta de estas bebidas y que solo siete estados han adoptado algún tipo de limitación, pero de forma parcial y basada en el contenido de cafeína.
El CUD también destacó que cualquier restricción debería enfocarse en bebidas con más de 100 miligramos de cafeína por nueve onzas, y advirtió sobre la sobrelegislación en el área de rotulación. En respuesta, el representante Rodríguez Aguiló propuso sustituir el aviso obligatorio por un código QR en los establecimientos, como alternativa menos invasiva.
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El legislador lamentó la ausencia de representantes del CUD en la vista, y aunque aceptó el memorial sometido, anunció que no convocará más vistas sobre el tema y que la comisión se dispone a aprobar el proyecto en los próximos días.
Las representantes Omayra Martínez Vázquez y Sol Y. Higgins Cuadrado también participaron de la audiencia y respaldaron la medida, reiterando su interés en cuestionar al CUD sobre la composición de estos productos y su impacto en la salud juvenil.
La discusión en torno al Proyecto de la Cámara 233 pone sobre la mesa la necesidad de equilibrar la protección de la salud pública con la regulación comercial, en un contexto donde los efectos del consumo de bebidas energizantes en menores de edad continúan siendo motivo de preocupación creciente entre los profesionales de la salud.