Con un perfil tan identitario como camaleónico, los vinos de la Denominación de Origen Rías Baixas y su variedad estrella, la albariño, pueden moldearse de muchas formas en botella, lo que les confiere una gran aptitud gastronómica que les hace idóneos para las mesas de Acción de Gracias.
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Demos gracias con Rías Baixas y por los elementos que hacen únicos a sus vinos: un clima templado, mayor pluviometría, un extraordinario patrimonio vitícola y un suelo de granito que remarca la acidez y ayuda a crear vinos con gran frescura, sea en formato monovarietal de albariño o con blends de ésta y otras variedades autóctonas, tanto tintas como blancas.
Además de estas singularidades, la albariño y otras variedades autóctonas como la caíño blanco, la treixadura, la godello, la torrontés o la loureiro blanco pueden someterse a numerosas formas de elaboración, pasando por vinos jóvenes, con fermentación y/o crianza en madera, con reposo sobre sus lías, o hasta espumosos, por mencionar algunos de los métodos de vinificación y envejecimiento aplicables.
Esta diversidad ofrece una amplia gama de posibilidades en botella, que va de los vinos ligeros y refrescantes a otros con mayor volumen en boca, delicados tonos tostados, mayor complejidad, mayor o menor grado de dulzor y hasta una vocación de perdurar en el tiempo.
Los hay también tintos, que se caracterizan por su carácter atlántico, fresco, afrutado y más ligero, siempre también elaborados con variedades autóctonas tintas como la espadeiro, la mencía, la sousón o la caíño tinto, por mencionar varias.
Conoce más sobre cómo armonizar vinos de la DO Rías Baixas con los menús de Acción de Gracias y, ¡por qué no!, también de Navidad en este ENLACE.