¿Alguna vez te habías preguntado cuanto tiempo te podría durar la comida en el congelador?
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El sitio web FoodSafety del gobierno de Estados Unidos indicó que la conservación de alimentos fríos en el congelador o “freezer” tienen un plazo de tiempo seguro para consumo.
Como ejemplo, las hamburguesas, carnes molidas y aves de corral molidas se pueden preservar de tres a cuatro meses. La carne fresca de res, ternera, cordero y cerdo dura de cuatro a 12 meses en el congelador. Aunque el tocino sólo perdura un mes, el jamón fresco y crudo alcanza hasta los seis. Sin embargo, al jamón cocido se le acorta el tiempo de tres a cuatro meses.
Además, los pescados grasos como el salmón y atún duran hasta tres meses. Por un lado, los mariscos como carne de cangrejo fresco o langosta fresca tienen un plazo de dos a cuatro meses.
La agencia gubernamental sugirió no congelar los huevos duros o crudos con cáscara, pero sí se puede congelar la mezcla de clara y yema hasta 12 meses. No obstante, las yemas no se congelan bien.
Como señala el Departamento de Agricultura (USDA, por sus siglas en inglés), el refrigerador y congelador ofrece una conservación segura de los alimentos de dos a cuatro horas durante un apagón. USDA recomienda mantener la puerta cerrada tanto como sea posible, nunca probar los alimentos para determinar su seguridad y evaluar cada elemento por separado.
En caso de un apagón, los alimentos en el congelador que debería desechar luego de exponerse a temperaturas superiores a 40° durante más de dos horas son los siguientes: carne; mariscos crudos; aves de corral; sopa; leche; huevos; helado; yogur; quesos duros; quesos rallados; y comidas congeladas como pizza, salchichas, alimentos de preparación rápida, entre otras.
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Por un lado, quesos duros, jugos, harina y productos de desayuno se pueden volver a congelar.
La intoxicación alimentaria puede afectar a cualquier persona que ingiera alimentos que están contaminados con bacterias, virus, parásitos, toxinas u otras sustancias, pero algunas personas son más propensas a padecer una enfermedad grave.
Las personas en riesgo incluyen: adultos desde 65 años, menores de 5 años, personas cuyos sistemas inmunitarios están debilitados debido a una enfermedad o tratamiento médico y embarazadas.
