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Flor de Jamaica: la reina roja que florece en Puerto Rico

Y es que la flor de jamaica no solo es hermosa: es versátil.

Variedad de flores secas en cuencos de madera.
Flor de Jamaica Foto Freepik

En los campos soleados de Puerto Rico, una flor vibrante está ganando protagonismo más allá de los jardines: la flor de jamaica.

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De intenso color rojo rubí y sabor entre ácido y dulce, esta planta, también conocida como hibisco sabdariffa, ha comenzado a florecer no solo en el suelo boricua, sino también en su cultura culinaria, en su medicina natural y en su identidad agrícola.

Originaria de África y popularizada en México y Centroamérica, la flor de jamaica ha encontrado un terreno fértil en la isla, tanto en el campo como en el mercado. En los últimos años, pequeños agricultores puertorriqueños han apostado por su cultivo como una alternativa sostenible, de rápido crecimiento y alto valor comercial. Su adaptabilidad al clima tropical, su resistencia y la demanda creciente la convierten en un cultivo atractivo en tiempos de desafíos económicos.

“Empezamos con un experimento de pocas plantas y terminamos con una cosecha que vendimos entera en ferias agrícolas y mercados locales”, cuenta Anaís Rivera, una agricultora de Guánica que lleva tres años cultivando jamaica. “La gente la pide por salud, por sabor, y porque es algo diferente pero familiar al mismo tiempo”.

Y es que la flor de jamaica no solo es hermosa: es versátil. En Puerto Rico, se está utilizando en infusiones, siropes, postres, ensaladas y hasta en cocteles artesanales. En restaurantes de cocina contemporánea, chefs creativos la incorporan en salsas agridulces, reducción para carnes o en vinagretas exóticas. Su capacidad para aportar color, sabor y beneficios nutricionales la ha convertido en una favorita entre los cocineros locales.

A nivel medicinal, la jamaica también goza de una creciente popularidad. Rica en antioxidantes, vitamina C y compuestos que ayudan a controlar la presión arterial, muchas personas en la isla la consumen como remedio natural. “Es diurética, limpia los riñones, y es buena para el corazón”, explica la herbolaria Carmen Ayala desde Mayagüez. “Mis abuelas la usaban desde antes, pero ahora la gente joven también la busca”.

Este renacer de la jamaica en Puerto Rico no es solo una tendencia de bienestar, sino un símbolo de reconexión con la tierra. En un país que busca reforzar su soberanía alimentaria y revalorar lo local, el éxito de esta flor refleja el potencial de mirar hacia la agricultura con nuevos ojos.

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Aún hay desafíos: falta infraestructura para procesarla a gran escala y escasea el conocimiento técnico sobre su cultivo comercial. Sin embargo, iniciativas de cooperativas agrícolas y universidades locales están impulsando investigaciones y capacitaciones para promover su siembra responsable.

Mientras tanto, la flor de jamaica sigue tiñendo de rojo las tazas, los platos y los campos de Puerto Rico. Una flor humilde, poderosa y refrescante, que llegó para quedarse, demostrando que en la isla, hasta el sabor tiene raíces.

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