Un buen vino se puede tomar solo, pero si lo acompañamos con un plato delicioso, ambos se potenciarán para revolucionar tus papilas gustativas.
Sabemos que hay muchos tipos de vino: están los tintos, blancos, espumosos, de cuerpo más ligero o de sabor más intenso. ¿Cuál es la mejor combinación para cada uno de ellos?
Para que se puedan guiar, vamos a ejemplificar con los vinos más conocidos. Por ejemplo, el Chardonnay. Este vino blanco es el mejor compañero para pescados ahumados y grillados, y también se puede usar para acompañar carnes blancas, pastas y comida picante.
Al igual que el Chardonnay, el Sauvignon Blanc suele ir muy bien con los mariscos y en este caso, el maridaje perfecto sería con un buen ceviche, pescados a la plancha o alguna preparación con queso de cabra.
Si eres más de tintos y fanático del Carmenere, puedes preparar carnes rojas con vegetales asados, comida oriental o una gama de recetas italianas, como pizza o pastas. Todos esos platos irán perfectos con esa cepa.
¿Una copa de Pinot Noir? Al ser un vino tinto de cuerpo más ligero, las recetas que lleven ave, carne o salsas son perfectas, eso sí, evita las que contengan tomate o derivados. Como se especifica en el libro Chile, Tierra de Vinos, las salsas que vienen mejor son las en base a hongos.
De los tipos de vino que exiten, el Cabernet Sauvignon es de los más cotizados. Es un vino de gran cuerpo, estructura y taninos fuertes, con una clara acidez y niveles de alcohol de medios a altos, y al tomarlo junto a carnes de pavo, ciervo, jabalí o conejo, se puede sentir esa potencia.
Si quieres tomarlo con algo dulce, lo mejor es el chocolate amargo, así se hace un contraste entre sus tonos florales y la acidez.