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¿Cuál aceite es más saludable: coco, aguacate u oliva?

Una mirada crítica a sus beneficios

En la creciente búsqueda de alternativas más saludables para cocinar y aderezar alimentos, tres aceites vegetales suelen encabezar la conversación: el de coco, el de aguacate y el de oliva. Pero, ¿cuál de ellos es realmente el más beneficioso para la salud?

Aunque los tres provienen de fuentes naturales y han ganado popularidad en la gastronomía y el bienestar, sus perfiles nutricionales son notablemente distintos, lo que influye directamente en sus beneficios —y posibles riesgos— para el organismo.

El aceite de oliva, especialmente el extra virgen, sigue siendo considerado el “rey” de las grasas saludables. Rico en ácidos grasos monoinsaturados y antioxidantes como los polifenoles, el aceite de oliva ha sido respaldado por décadas de investigación científica que destaca su rol en la prevención de enfermedades cardiovasculares, la reducción de la inflamación y la protección contra el daño oxidativo. Además, su consumo es uno de los pilares fundamentales de la dieta mediterránea, reconocida por su impacto positivo en la longevidad y la salud metabólica.

Por su parte, el aceite de aguacate ha emergido como un competidor cercano. Con un perfil graso similar al del aceite de oliva, alto en grasas monoinsaturadas, destaca también por su alto punto de humo —lo que lo convierte en una opción ideal para cocinar a temperaturas más altas sin perder sus propiedades nutricionales. El aceite de aguacate aporta vitamina E y compuestos bioactivos que apoyan la salud ocular, la piel y el sistema inmunológico. Aunque cuenta con menos estudios a largo plazo en comparación con el aceite de oliva, la evidencia actual sugiere que es una alternativa igualmente saludable en muchos contextos.

En contraste, el aceite de coco presenta un perfil más controversial. Aunque es rico en grasas saturadas —específicamente triglicéridos de cadena media (MCTs)—, que el cuerpo metaboliza de forma distinta a las grasas saturadas tradicionales, su consumo excesivo podría elevar los niveles de colesterol LDL (“malo”) en algunas personas. Algunos estudios señalan posibles beneficios en la energía rápida y la función cerebral, pero las autoridades sanitarias, como la Asociación Americana del Corazón, recomiendan precaución con su uso habitual, priorizando aceites con mayor contenido de grasas insaturadas.

En resumen, si el objetivo es promover una salud cardiovascular óptima y mantener una dieta equilibrada, el aceite de oliva extra virgen continúa siendo la opción más recomendada, seguido de cerca por el aceite de aguacate para usos culinarios más versátiles. El aceite de coco, aunque no debe ser demonizado, debería utilizarse de manera más limitada y estratégica dentro de una alimentación balanceada.

La elección final dependerá del tipo de preparación culinaria, el perfil de sabor deseado y, sobre todo, del contexto general de la dieta y el estilo de vida de cada persona.

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