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Ideas para picar mientras regresa la luz

Porque en Puerto Rico, incluso en la oscuridad, la creatividad no se apaga.

Cuando se va la luz en Puerto Rico —como ha sucedido en múltiples ocasiones— la rutina del hogar se transforma. Más allá de la incomodidad por la falta de ventilación o la desconexión digital, uno de los grandes dilemas se presenta en la cocina. ¿Qué comer mientras vuelve la electricidad, sin necesidad de estufa, microondas o nevera abierta?

Ante ese escenario, la creatividad gastronómica se convierte en aliada. La clave está en preparar opciones sencillas, frescas y seguras, que no requieran cocción ni pongan en riesgo los alimentos perecederos. Desde clásicos criollos hasta propuestas más ligeras, hay alternativas que permiten pasar el rato en familia sin sacrificar sabor.

Un favorito de muchos durante los apagones es el pan sobao con sardinas en aceite o salchichas enlatadas. Acompañado con galletas de soda y un toque de pique criollo, este “picoteo de emergencia” ha pasado de generación en generación. También se pueden preparar tostadas con mantequilla de maní o mermelada, que no necesitan refrigeración y sacian rápidamente.

Para quienes prefieren algo más fresco, una ensalada de garbanzos enlatados con aceite de oliva, vinagre, sal y un poco de cebolla morada picada resulta una alternativa saludable y sabrosa. Otra opción es hacer wraps fríos con tortillas de harina, atún enlatado y vegetales que no requieran refrigeración, como tomate, zanahoria o lechuga bien lavada y almacenada previamente.

Las frutas también son grandes protagonistas. Guineos, manzanas, mangó, uvas o pedazos de melón pueden servir como merienda o postre, siempre que hayan estado fuera de la nevera por poco tiempo y se mantengan frescos. Y si hay niños en casa, una bandeja con galletas, nueces, pasas o cereales secos puede transformarse en un snack divertido mientras esperan el regreso de la energía.

La idea, más allá de alimentarse, es mantener el ánimo durante la espera. Sentarse en el balcón, compartir historias a la luz de una vela o disfrutar del silencio interrumpido por el canto de los coquís puede convertir ese momento sin luz en una pausa inesperada, pero nutritiva.

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