Actualidad

Continúan los esfuerzos para controlar el pez león en Puerto Rico

Su capacidad de reproducción acelerada y su voraz apetito lo han convertido en un depredador implacable en los arrecifes locales.

El pez león (Pterois volitans), una especie invasora proveniente del Indo-Pacífico, continúa representando una amenaza significativa para los ecosistemas marinos del archipiélago puertorriqueño.

Su capacidad de reproducción acelerada y su voraz apetito lo han convertido en un depredador implacable en los arrecifes locales.

Según el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), este pez puede reproducirse cada cuatro días, liberando entre 15,000 y 30,000 huevos por ciclo, y consumir hasta 4.5 libras de presas por hectárea diariamente.

Esta presión predatoria ha afectado directamente a especies comerciales como el mero, el chillo, la langosta y el cangrejo.Ante este panorama, diversos sectores han unido esfuerzos para controlar su propagación.

Pescadores, restaurantes, instituciones académicas, organizaciones comunitarias y entidades gubernamentales han colaborado en iniciativas de manejo y remoción del pez león en distintas zonas costeras de Puerto Rico.

Uno de los ejemplos más destacados ocurre en la isla municipio de Culebra, donde se promueve activamente la pesca y el consumo de esta especie como estrategia de control y educación ambiental.

En la Reserva Natural Canal Luis Peña, localizada entre la Península Flamenco Oeste y el cayo Luis Peña, se han desarrollado acciones específicas para mitigar el impacto del pez león.

A pesar de tratarse de un área protegida donde no se permite la pesca, se ha otorgado un permiso especial para permitir su remoción, dada la urgencia ecológica.

Estas gestiones se han llevado a cabo gracias a la colaboración entre la Asociación Pesquera de Culebra, la Sociedad Ambiente Marino y restaurantes locales, quienes fomentan la extracción controlada de la especie invasora.

El biólogo y planificador ambiental Alfredo Montañez, facilitador de la Junta Asesora Comunitaria para el Manejo Colaborativo de la Reserva, explicó que los esfuerzos de manejo y educación se han venido desarrollando desde hace varios años.

“Esto no es algo reciente. Desde 2010 se validó y se confirmó que se trata de una especie invasora. Hay varias teorías sobre su llegada, entre ellas la industria de acuarios, donde era popular como pez ornamental, pero eventualmente se soltaron algunos ejemplares que comenzaron a reproducirse”, afirmó.

En los últimos años, se han desarrollado múltiples actividades educativas y alianzas estratégicas entre pescadores, operadores turísticos y restaurantes para incentivar la captura, venta y degustación del pez león.

“La reserva natural es un vivero que ofrece hábitat a una gran biodiversidad, incluyendo especies de alto valor comercial. Pero si el pez león se lo come todo, se convierte en una amenaza y afecta el esfuerzo de conservación”, señaló Montañez.

Como parte del 25 aniversario de la Reserva Natural Canal Luis Peña, se realizó una jornada de remoción en la que participaron pescadores, residentes y operadores turísticos. Esta actividad también fue documentada en un video que ilustra el estado actual del fondo marino, la abundancia de peces y el proceso de extracción del pez león.

Se espera repetir este evento en junio de este año, en el marco de los 50 años de la salida de la Marina de Culebra y los 26 años de la creación de la reserva.

Montañez recalcó que el consumo del pez león debe realizarse con conciencia ambiental y con capacitación adecuada.

“Es importante que todos en la cadena, desde pescadores hasta restaurantes, sepan cómo manejar, limpiar y procesar el pez para que pueda ofrecerse como un pescado más. Su carne es de buena calidad, atractiva, sabrosa y una alternativa exótica que puede venderse con un enfoque de responsabilidad ambiental”, expresó.

Aunque sus espinas dorsales y pélvicas contienen toxinas que pueden causar dolor e inflamación, su carne es completamente segura y deliciosa una vez se han retirado correctamente las espinas.

El DRNA recomienda utilizar pinzas gruesas y guantes para manipularlo, cortar cuidadosamente las aletas venenosas y desinfectar todos los utensilios utilizados durante su preparación.

Durante talleres culinarios celebrados en la isla, se han popularizado recetas como el pez león al ajillo servido sobre mofongo o viandas locales, el ceviche marinado con limón, cebolla, cilantro y pimientos, y versiones empanadas con panko acompañadas de aioli de mangó.

Estas propuestas no solo exaltan el sabor del pez león, sino que promueven su consumo como un acto concreto de conservación marina.

Consumir pez león de forma informada y responsable no solo protege la biodiversidad, sino que también impulsa una economía circular basada en el aprovechamiento sostenible de los recursos marinos. Como concluye el DRNA, cada pez león consumido es una pequeña victoria para los arrecifes.

Lo Último